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El "Día de la Libertad"

¿Qué gesta debe definir el Día de la Libertad? Con estudiar el tramo que la historia recoge desde la muerte del dictador Trujillo hasta la instauración del Gobierno Provisional encabezado por Héctor García Godoy se puede llegar a comprender el valor histórico de la gesta del 1965 que, a la vez que intentó la restauración de la abortada Constitución de 1963, se convirtió en una lucha contra las tropas invasoras

La historia tiene que ser objetiva; debe aproximarse al máximo a la verdad. Quienes mataron a Trujillo formaron parte de la dictadura hasta tanto sus intereses se vieron afectados, por lo que su participación no tuvo carácter político o patriótico alguno.

La gesta fue heroica pues mucho valor y determinación había que tener para llevarla a cabo, aunque dos de sus actores, los únicos sobrevivientes de la misma, no merezcan ser honrados como tales debido a su participación directa en el derrocamiento de Juan Bosch en 1963 y al apoyo incondicional que brindaron a la invasión norteamericana del 1965, presidiendo, uno de ellos, el llamado Gobierno de Reconstrucción Nacional que, además de oponerse a la restauración de la institucionalidad con el retorno del profesor Juan Bosch al poder, se enfrentó a los constitucionalistas y accionó en su contra aliado a las tropas invasoras.

Víctor Grimaldi y Hamlet Hermann se han caracterizado por realizar valiosas investigaciones científicas acerca de nuestra historia reciente. Coincidimos totalmente con ambos en que el día que debe ser declarado como el Día de la Libertad es el 24 de abril del 1965, "por ser el verdadero símbolo de la libertad individual y nacional del pueblo dominicano" y "por conmemorar la rebelión constitucionalista y la guerra patria de 1965", tal y como expresaran, en el orden establecido, participando por separado en actividades relacionadas con el 30 de mayo, día al que se le quiere recordar, por el "magnicidio", como el precursor de la libertad del pueblo dominicano.

Grimaldi señala que "… el 24 de abril de 1965… (es el, NH) acontecimiento más importante protagonizado por el pueblo dominicano en el Siglo XX, en una jornada popular y militar mediatizada por la usurpación del suelo patrio por las Fuerzas Armadas norteamericanas durante los años 1965 y 1966".

Sólo con estudiar el tramo que la historia recoge desde la muerte del dictador Trujillo -1961- hasta la instauración del Gobierno Provisional encabezado por Héctor García Godoy -1966-, se puede llegar a comprender el valor histórico de la gesta del 1965 que, a la vez que intentó la restauración de la abortada Constitución de 1963, se convirtió en una lucha contra las tropas invasoras del más poderoso imperio que conoce la humanidad -el norteamericano-, que el 28 de abril de 1965 pisoteó la soberanía nacional impidiendo el retorno del profesor Juan Bosch y la Carta Magna que fuera aprobada durante su abortada administración, pero proporcionando el escenario para el engrandecimiento; los constitucionalistas (civiles y soldados) lucharon sin tregua contra las tropas del ejército de Estados Unidos que, además de poderosas, eran -y siguen siendo- las mejor equipadas del mundo. ¡Y estas no pudieron vencer al "intrépido y fuerte" pueblo dominicano!

Hubo una salida negociada que, aunque no satisfizo el objetivo inicial, encumbró al pueblo dominicano a la cima de la dignidad, del valor y del coraje exhibidos en defensa de la PATRIA (así, con mayúsculas, para que brille la magnánima gesta de la Revolución de Abril de 1965).

Estudiar ese corto tramo de la historia permitiría conocer la grandeza de la gesta; pero para eso hay que leer, investigar, analizar... y estas actividades les resultan muy extrañas a millones de dominicanos que conforman la patria de Duarte -que exhibe como característica más sobresaliente la preponderancia de una baja pequeña burguesía que avasalla los medios de comunicación-.

No tiene derecho a opinar quien no lee, quien no estudia... ¡y por tanto quien no investiga!; la dominicana es una sociedad en la que la mayoría de sus componentes "racionales" se considera conocedor de todo, por lo que se atreve a arrogarse el derecho de expresar el disparate más grande que se le ocurra sin que para nada importen la instrucción, la capacidad y el intelecto. La misma, por tanto, se convierte en una sociedad fecunda en analfabetos funcionales que intentan degradar -en un medio altamente propicio para su desarrollo-, los trabajos de investigación que vienen realizando dos excelentes historiadores dominicanos.

Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
31 de mayo del 2008