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Comunistas, perredeístas y Juan Bosch

Enemigos, compañeros y discípulos de Juan Bosch. La vida pulcra, honesta e impecable; la formulación de las extraordinarias teorías sociopolíticas; el cabal conocimiento de la sociedad dominicana y del exilio; la dignidad, entereza y firmeza de carácter; y los valores morales y éticos, se conjugan en la figura de Juan Bosch convirtiéndolo en paradigma

Desde el 1985, uno o dos años después de haber dejado la militancia en el PLD –aunque no la adhesión y la colaboración-, y mostrándose como una paradoja, comenzamos a leer los escritos del profesor Juan Bosch, más allá de los pequeños folletos que elaboró para el desarrollo de los Círculos de Estudios, primero en el PRD y luego en el PLD.

Recordamos que, mucho antes de esa fecha, para los primeros años de la década de los setenta, sentíamos “repulsión” por la orientación política de Juan Bosch y por su organización -el Partido Revolucionario Dominicano-. En esos años éramos, influenciados por la corriente “uasdiana”, “pichones de comunistas”, y nos manteníamos cacareando a Marx y a Engels sin haberlos leído con algún criterio científico. Peor aún, muchos ni siquiera habíamos leído 30 páginas de sus obras, y con esa “vasta” información nos considerábamos con la autoridad y la capacidad suficientes para detractar y calumniar a Juan Bosch, el único que había estudiado a Marx, no para fungir como una repetidora sino para ampliar y adaptar sus teorías a sociedades como la dominicana, de escaso desarrollo político y de capitalismo tardío, donde la baja pequeña burguesía conceptualizada por Marx, en las sociedades europeas, encontraba por estos lares otras vertientes: las capas pobre y muy pobre, cuyo capital de trabajo apenas producía para una comida al día, si acaso.

El obrero que en Alemania paralizaba sus labores por la falta de la actividad que le era intrínseca –la de vender su fuerza de trabajo al burgués que poseía los medios de producción o al Estado embarcado en obras de infraestructura- se mantenía viviendo en comunidad con sus iguales hasta tanto su fuerza de trabajo era de nuevo requerida, contrario a lo que sucede, aún, en la República Dominicana, donde un obrero, tan pronto culmina la ejecución de la obra en la que trabaja, pasa automáticamente a vender bolsitas de agua, china, coco, dulce, fritura y hasta animales en las esquinas de las ciudades más desarrolladas del país, actividades que en Alemania ni en ningún otro país de Europa se daban pero que sí se convierten, en la sociedad dominicana, en fuentes de sustentación de un extraordinario número de sus integrantes, que no pueden quedar excluidos de las relaciones de producción y que por lo tanto requieren de una ubicación dentro de las mismas –y que por poseer características muy peculiares llevaron al profesor Juan Bosch a insertarlos dentro de las dos capas que su intelecto creó: las pobre y muy pobre, que junto a la baja pequeña burguesía propiamente dicha constituyen las vertientes del boschismo en el primer nivel de la estructura burguesa-.

A casi cuatro décadas de distancia, los pocos que aún se mantienen “dentro de la ideología” viven predicando lo mismo. Es el reflejo de que el tiempo se ha detenido, provocando una paralización total en su capacidad de pensar. Es muy lamentable escuchar a nuestros “comunistas” conceptualizando... Leonel Fernández no se equivocó. La asimilación de unas teorías, totalmente distorsionadas por los dioses del comunismo dominicano y los dioses del comunismo extranjero, producen, en las débiles mentes con poca capacidad para discernir y funcionar con criterio propio, la elaboración y la difusión de las teorías más descabelladas, expresadas tal y como se manifestaron en los años sesenta y los años setenta, que se constituyeron en los del auge del comunismo en América Latina.

En el plano internacional, y guardando la distancia con los seudo comunistas del patio, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, a quien admiramos y reconocemos por su posición vertical frente al pentagonismo norteamericano, por su trabajo en favor de los más desposeídos, por el espíritu de solidaridad internacional y por muchas otras razones, ha repetido en varias ocasiones que su lucha es contra la oligarquía y la burguesía venezolanas, y entendemos que de este propósito debe excluir a los que con su capital compran la fuerza de trabajo… debe excluir a los burgueses. La lucha contra los burgueses debe ser una de concientización, de regulación de las riquezas y de definición de las áreas de incursión. La lucha contra los oligarcas y sus representantes debe ser frontal y con todas las armas.

Se debe trabajar en una nueva corriente ideológica que asimile las bonanzas del capitalismo (producción de bienes y servicios, construcción de viviendas y de vías de comunicación…) y las bonanzas del comunismo (educación, salud, deportes, concientización…); hablamos de crear el “Capitalismo Social”, en el que se regulen las fortunas desmedidas y se implemente una verdadera justicia social.

Las declaraciones de Fidel Castro acerca de que la economía de Estado (la comunista -en la que el Estado es dueño absoluto de los medios de producción-) no ha funcionado en Cuba, y el hecho de que las mismas se expresen al pasar balance a 51 años de revolución socialista, son un certero reflejo de lo que hemos expresado; pero además, deben servir al comandante Hugo Chávez para hacer una reformulación en sus relaciones con la burguesía venezolana y facilitar su integración al proceso de desarrollo que lleva a cabo, siempre dentro del marco que adjudicamos al “Capitalismo Social”.

Históricamente ha habido confusiones extraordinarias con los conceptos que se derivan de las palabras oligarquía y burguesía. Incluso, autotitulados marxistas y peor llamados comunistas han adjudicado a la burguesía males que les son propios a la oligarquía. Los mismos obreros, en muchas ocasiones, han asumido posiciones fuera de contexto con la burguesía, que precisamente es la que los desarrolla como clase.

Juan Bosch se hizo marxista y creó sus propias teorías, que van por encima de las de Marx cuando se aplican a sociedades atrasadas económica, social y políticamente -como la dominicana, la peruana, la ecuatoriana, la marroquí, la congoleña, la paraguaya… -, pero nunca fue comunista; con un claro y explícito lenguaje, y durante toda su vida, se consagró a explicar la conformación de las clases sociales para estas sociedades, tanto en lenguaje capitalista como en lenguaje marxista. Precisamente el conocimiento de lo escrito por Marx le permitió vislumbrar para la dominicana una sociedad sustentada en el desarrollo burgués, y por ende en el desarrollo proletario -sin burguesía no hay clase obrera-. Una vez alcanzado ese desarrollo la sociedad estaba lista para dar el paso siguiente, a tomar concienzudamente sobre la base de sus mejores intereses.

Las sociedades más avanzadas de Europa, y los mismos Estados Unidos, autoproclamados por el poder que le confiere su aparato militar como policías del mundo, han desarrollado sociedades en las que el bienestar individual y colectivo se garantiza bajo una economía capitalista y leyes de protección genuinamente socialistas.

Si “nuestros comunistas” leyeran a Juan Bosch, necesariamente tendrían que acuñar palabras como las que transcribimos a continuación, expresadas por Melvin Mañón en su obra Operación Estrella, 5ta Edición. Editora Manatí/Santo Domingo, República Dominicana.
"Juan Bosch, con una lucidez que ninguno de nosotros pudo entonces advertir, trabajó… y publicó dos de sus ensayos más ignorados: El Pentagonismo: sustituto del imperialismo y Dictadura con respaldo popular. Pero, -veleidades de la historia- (sic) nosotros no hicimos caso a ninguno de estos dos planteamientos. Desde las trincheras de la izquierda continuamos buscando e importando tesis políticas… sin embargo durante todo ese tiempo Bosch había producido y propuesto dos tesis políticas que conservan vigencia y que en algunas partes parecen haber sido escritas ayer… El caso penoso y triste es que las fuerzas progresistas dominicanas no fueron capaces, no pudieron hacer suyas esas tesis. La incomprensión de lo que planteaba Bosch en aquella etapa, el desprecio generalizado a su pensamiento de entonces, nos llevó a todos a producir un juicio imprudente de sus méritos y condujo a una valoración de su gestión política que ignoraba su estatura moral e intelectual. Aunque hizo de político durante tantos años, en realidad, Bosch era primeramente un gran pensador, equipado con una fina intuición y una clara definición de valores éticos. Como no le reconocíamos el arrojo de un guerrillero a él, como político, descalificamos al intelectual y al dirigente. Grave error de todos nosotros, sobre todo los que, de una manera u otra, participamos en esos acontecimientos…". (Itálicas mías, nh).
Leer a Juan Bosch nos ha permitido conocer lo que declara Melvin Mañón y mucho más. Leerlo nos ha permitido asimilar unas herramientas que la mayoría de sus compañeros y discípulos -dentro de un PLD al que la “L” le sobra y un PRD al que la "R" le queda muy grande- ha obviado de forma tan olímpica que se hace sumamente difícil, prácticamente imposible, analizar cómo pudo permanecer tanto tiempo al lado de Juan Bosch, en silencio, con las garras listas y las perversas mañas dispuestas a saltar al aflorar el primer síntoma de poder. La respuesta, si se quiere, ha sido una copia fiel de la dada por Joaquín Balaguer a Juan Bosch en La Habana, Cuba, cuando le fue ofrecida la presidencia del PRD en el exilio para luchar contra la tiranía de Trujillo. "El mejor sitio para comerse un mango es sentarse debajo de la mata a esperar que caiga", contestaría el Dr. Balaguer, quien pudo comerse el mango durante 22 años; lo mismo que hicieron los perredeístas y los peledeístas al llegar al poder: devorar los recursos del Estado para satisfacer sus ambiciones personales. El peledeísta se diferenciaba del perredeísta por las medidas de vigilancia y fiscalización implementadas por el profesor Bosch en el PLD, las que al ser eliminadas por Leonel Fernández proporcionan al país "dos PRD", como diría nuestro querido amigo Euclides Gutiérrez Félix.

La vida pulcra, honesta e impecable; la formulación de las extraordinarias teorías sociopolíticas; el cabal conocimiento de la sociedad dominicana y del exilio; la dignidad, entereza y firmeza de carácter; y los valores morales y éticos, se conjugan en la figura de Juan Bosch convirtiéndolo en paradigma para los que pensamos y actuamos en consonancia con sus enseñanzas y atributos aunque, en ocasiones, han sido las causas de las frustraciones sufridas al ser marginados por una sociedad corrupta, permisiva e indiferente que ha convertido la inversión de valores en patrimonio nacional. ¡Ojalá Dios no dirija su mirada hacia la “única e indivisible” isla, pues podría destruirla tal y como hizo con las ciudades de Sodoma y Gomorra! (Dios las sentenció a la destrucción por la inmoralidad y la corrupción de sus habitantes; "hizo llover azufre y fuego, destruyéndolas con cuantos hombres había en ellas" -Génesis 19: 27, 28-).

Ing. Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
9 de octubre de 2010