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Antonio Imbert: héroe, golpista y traidor

Juan Tomás Díaz fue el organizador del grupo para sacar a Trujillo del poder; Antonio de la Maza el que planteó matarlo. En los ensayos con vehículos realizados a mediados de mayo Antonio Imbert Barreras no participó. El 30 de mayo era el conductor del automóvil que perseguía el de Trujillo

¿Barreras o Barrera?

La prensa dominicana ha publicado -en todos los medios que le dan sustancia, no sólo en las letrinas sino también en los que, fingiendo agendas vanguardistas, aspiran alcanzar esa valoración-, un documento que Antonio Imbert Barreras, primero héroe, después golpista y finalmente traidor, escribió porque "no sabía cuál sería el final que le depararía Dios Nuestro Señor" por haber participado en la conjura que acabó con la vida del tirano Rafael Trujillo.

El escrito es tan poco original que no aporta nada nuevo a lo que ya se conocía. Muerto su autor, único de los conjurados que permanecía vivo, el estéril legado se convierte en un acto calculado que sólo busca el reconocimiento de un liderato que no tuvo. El general Juan Tomás Díaz fue “el motor y organizador de esos hombres”, pero el primero del grupo en proponerse matar a Trujillo fue Antonio de la Maza, que se había planteado “eliminarlo en el hipódromo, al que el dictador asistía regularmente”. Antonio Imbert Barreras fue de los últimos en ingresar al grupo y lo hizo en marzo de 1961, a dos meses de que se materializara el hecho.

En los primeros ensayos con vehículos, realizados a mediados de mayo, Antonio Imbert Barreras no tuvo participación. El 30 de mayo era el conductor del automóvil que perseguía el de Trujillo. “A su derecha estaba Antonio de la Maza; en el asiento trasero izquierdo Salvador Estrella Sadhalá y a su diestra el teniente Amado García Guerrero. ES DECIR, QUE EN LAS DOS VENTANILLAS DEL LADO DERECHO IBAN DOS DE LOS QUE MÁS CONOCÍAN EL MANEJO DE ARMAS”.

Si la prensa dominicana fuera objetiva dejaría de estar publicando pendejadas y cuentos baratos de un golpista y traidor que vivió hasta el último de sus días como una mosquita muerta, como un taimado acostumbrado a actuar como la gatica de María Ramos. La grandeza de un ser humano se califica partiendo de cómo termina su vida, no de cómo la comienza; por eso Caamaño fue siempre la antítesis de Imbert. Mientras este comenzó bien y terminó de manera vil, el Coronel de Abril comenzó mal y terminó como un prócer de la patria. Es una desvergüenza poner a Imbert a la misma estatura de Caamaño. Lo único que falta a los perversos que gobiernan y saquean el Estado es que lleven sus restos al Panteón Nacional...
[Comillas de Antonio Imbert Barreras, Euclides Gutiérrez Félix ("Trujillo, Monarca sin Corona") y Víctor Grimaldi ("Tumbaron al Jefe"). Las mayúsculas son mías, NH. Las comillas que adjudicamos a Víctor Grimaldi ("Tumbaron al Jefe") corresponden a expresiones de: Emilio Cordero Michel/“eliminarlo en el hipódromo, al que el dictador asistía regularmente”; y Miguel Ángel Bissié/“A su derecha estaba Antonio de la Maza; en el asiento trasero izquierdo Salvador Estrella Sadhalá y a su diestra el teniente Amado García Guerrero. ES DECIR, QUE EN LAS DOS VENTANILLAS DEL LADO DERECHO IBAN DOS DE LOS QUE MÁS CONOCÍAN EL MANEJO DE ARMAS”. Son parte del ANEXO B de la obra de Grimaldi, que recoge las opiniones de varios de los participantes en una mesa redonda que se celebró el 28 de marzo de 1985 en el Museo Nacional de Historia y Geografía dedicada a analizar la participación del gobierno de Estados Unidos en la conjura para asesinar a Trujillo].
Nemen Hazim
2 de junio de 2016
San Juan, Puerto Rico