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Complicidad del pueblo norteamericano en los desmanes del imperio

Pueblo y sistema norteamericanos son la misma cosa. El Estado de Bienestar que con el saqueo y las guerras Estados Unidos ha logrado brindarle a sus ciudadanos no es óbice para que estos permanezcan inconmovibles ante tanto atropello y abuso de superioridad

En 1982 sostuvimos -mientras asistíamos a un congreso sobre la industria azucarera que se efectuaba en La Habana, Cuba-, en una reunión con un grupo de cubanos, en contraposición a sus planteamientos y a los del propio Fidel, que el pueblo norteamericano era tan culpable como el mismo establishment de la habitual violación a la soberanía de otros pueblos.

Barack Obama, presidente 'insignia' de Estados Unidos, premiado con un Nobel por hacer la guerra, bombardeó siete países y asesinó uno de sus presidentes y cientos de miles de sus ciudadanos -ancianos, mujeres y niños la mayoría-, y a ese pueblo de cervezas, drogas y enajenante televisión poco le importaron esos hechos a la hora de despedirlo con tan representativo nivel de aprobación.

Que Donald Trump haya expresado que Estados Unidos tiene "muchas opciones para Venezuela, incluida una posible opción militar si es necesario", no tiene nada de raro; ha sido el modus operandi de todos los mandatarios que, desde Vietnam, no han encontrado oposición por parte del rebaño al que dan sustancia más de 300 millones de autómatas. En Venezuela "la gente está sufriendo y están (sic) muriendo", agregó el majareta y burdo presidente al afirmar que el país caribeño "está sumido en un lío muy peligroso".

Si el pueblo norteamericano no fuera parte consustancial del sistema, como argüían Fidel y sus connacionales, ¿no debería exigirle al fantoche y fatuo que gobierna que, antes de solidarizarse con esos venezolanos "que están sufriendo y muriendo", debió hacerlo primero con los palestinos, los sauditas, los haitianos y otras etnias que históricamente han padecido los horrores de la miseria, el hambre, la discriminación y el despotismo?

Que el imperio haga lo que le dé la gana, por ser imperio, es aceptable; lo que no es aceptable es que se pinte ante el mundo como paladín de la democracia y los derechos humanos e individuales cuando históricamente, con la ejecución de genocidios, ha violentado las fronteras de otras naciones y asesinado millones de seres humanos.

El Estado de Bienestar que con el saqueo y las guerras Estados Unidos ha logrado brindarle a sus ciudadanos no es óbice para que estos permanezcan inconmovibles ante tanto atropello y abuso de superioridad. Deberían despojarse, aunque sea en ejercicio fútil y banal, del envaramiento que los caracteriza y poder que los ciega y verse en el mismo espejo; dicen que el mejor ejemplo es el que se aplica en casa.

Quizás si se imaginaran invadidos, destruidos y asesinados por querer darse la forma de gobierno que se les antoje aprenderían a solidarizarse con otros pueblos y a combatir los desmanes que, tanto el Pentágono como sus monigotes, perpetran en nombre de una "Seguridad Nacional" que solo puede verse comprometida en las pérfidas mentes de los disminuidos.

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
12 de agosto de 2017