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[I de IX] ¿Dictadura o Petróleo? Las garras del imperio sobre Venezuela

Dictaduras en América Latina. La “ayuda humanitaria” de EE. UU., instrumento de ataque contra gobiernos y procesos sociales que defienden su soberanía, sus recursos y el derecho a la autodeterminación

Ante el insidioso calificativo de dictadura que Estados Unidos emplea para referirse a la forma de gobierno que se da Venezuela -los demás países (y sus respectivos gobiernos) embarcados en tan deleznable tarea actúan por imposición o intereses comunes-, y la inverosímil y marcada "preocupación" que muestra el imperio por el bienestar del "pueblo" (dos definiciones de la RAE para tan importante palabra, que se ajustan al contexto en que mayoritariamente es usada, rezan: "2. m. Población de menor categoría"; "4. m. Gente común y humilde de una población"), urge realizar una rápida pero precisa revisión a algunos de los regímenes que han apelado a la tiranía y el despotismo en América Latina durante las últimas doce décadas (no llevemos al oscurantismo a desplazarse por lugares alejados y extraños que de igual manera han sido avasallados por el totalitarismo pentagonista), no sin antes alertar que para el capital que rige los destinos de EE. UU. la voz pueblo significa todo lo contrario: "población de mayor categoría; gente acaudalada y distinguida". Las dictaduras venezolanas -de Juan Vicente Gómez, Isaías Medina Angarita y Marcos Pérez Jiménez- y la administración fascista de Augusto Pinochet en Chile serán abordadas durante el desarrollo del escrito, específicamente cuando afrontemos el símil entre los eventos que se sucedieron en la patria de Neruda y la apretada historia acerca de las regencias autocráticas en la tierra de Andrés Eloy Blanco, quien legaría a la humanidad 'Canto de los hijos en marcha', hermoso y conmovedor poema del que insertamos el siguiente párrafo:
Madre, si me matan,
ábreme la herida, ciérrame los ojos
y tráeme un pobre hombre de algún pobre pueblo
y esa pobre mano por la que me matan
pónmela en la herida por la que me muero.
México inició el siglo XX bajo la dictadura del militar Porfirio Díaz, quien lo gobernó durante 30 años (hasta 1911). Su célebre frase "Mátalos en caliente y después averiguas" recoge la violencia con la que avasalló a los opositores al régimen: los fusilaba y a muchos cautivos los dejaba escapar para luego ejecutarlos. ¿Papel de Estados Unidos? Explotación de recursos naturales, obtención de concesiones ferroviarias... En República Dominicana las tropas yanquis delinearon, durante la ocupación de 1916-1924, al militar Rafael Trujillo Molina, quien ejerció el poder por 30 años bajo una de las más sangrientas tiranías que recoge la historia latinoamericana. Trujillo asesinó decenas de miles, incluyendo los más de 10 mil haitianos masacrados a fines de 1937 e inicios de 1938; se convirtió en adalid contra la izquierda revolucionaria en la región. ¿Papel de Estados Unidos? Preponderancia en inversiones (dueño de casi todos los centrales azucareros), suministro de armas a los cuerpos castrenses y asesoramiento para combatir, torturar y eliminar la discrepancia política. Honduras no quedaría atrás: el general Tiburcio Carías sometió a los hondureños de 1933 a 1948; reprimió brutalmente al pueblo, censuró la prensa y sojuzgó la oposición política, haciendo de su dictadura una de las más implacables. ¿Papel de Estados Unidos? Mantuvo el predominio de sus empresas, alentó la represión sobre la disidencia y suministró armas a las fuerzas armadas.

Nicaragua, con la dinastía de los Somoza (Anastasio Somoza García, Luis Somoza y Anastasio Somoza Debayle), sufriría en carne viva, durante más de cuatro décadas (hasta 1979), los rigores de la persecución, los secuestros, las torturas, las desapariciones y los asesinatos. ¿Papel de Estados Unidos? Fue el "socio" político, militar y comercial más importante de los tiranos. Carlos Castillo Armas, en Guatemala, llega al poder en 1954 con un golpe de Estado orquestado por Estados Unidos contra Jacobo Arbenz por haber nacionalizado tierras de la empresa 'United Fruit' (destinadas a la reforma agraria y a pagar sobrevaloradas por exigencia del secretario de Estado norteamericano), de la que eran accionistas los hermanos Dulles: John Foster, ¡responsable de la política exterior del 'Tío Sam'!, y Allen, ¡director de la CIA! ¿Papel de Estados Unidos? Huelgan los comentarios. Paraguay tuvo a Alfredo Stroessner, un monstruo que lo martirizó por 35 años (1954-1989). Las declaraciones de quien fue su chofer, Elvio Acosta, son aterradoras; lo dicen todo: "El dictador se bañaba en sangre caliente -de niños secuestrados y torturados por el régimen- para curarse la piel". ¿Papel de Estados Unidos? Asesoró la dictadura y la respaldó con recursos económicos y equipamiento militar. Las empresas estadounidenses resultaron las más beneficiadas; una comisión norteamericana orientó al gobierno en materia económica facilitando a esas empresas el control sobre la agricultura y las finanzas del país.

Francois Duvalier, en Haití, aplastó al pueblo de 1957 a 1971; en un principio contó con el apoyo de la mayoría negra, que veía en él a un fiel representante. Estableció una pavorosa represión, prohibió los partidos políticos de oposición e instauró, por medio de una policía secreta que se dio a conocer como 'Tontons Macoutes', el miedo y el terror para mantener subyugada la población (sólo en 1967 ese cuerpo paramilitar cometió más de 2 mil ejecuciones). ¿Papel de Estados Unidos? Apoyó al dictador, como hacía con todos los que tiranizaban al pueblo y combatían el comunismo; únicamente cuando Duvalier buscó acercamiento con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) procedió EE. UU. a ejercer presión para poner fin a la satrapía. El militar Humberto Branco tiranizó Brasil de 1964 a 1967. Subió al poder por un golpe de Estado que derribó el gobierno de Joao Goulart, presidente electo democráticamente; desmanteló la izquierda, abolió las agrupaciones políticas y censuró la prensa. Estados Unidos proporcionó equipamiento militar y asesoramiento para reducir la izquierda. Lo que sigue es una conversación entre el embajador norteamericano, Lincoln Gordon -a cargo de la operación 'Brother Sam' ("envío de fuerzas navales a la costa brasileña por si fallare el golpe")-, y el presidente John F. Kennedy:
Gordon: "Pienso que una de nuestras tareas más importantes consiste en fortalecer la columna vertebral militar. Hay que dejar claro, pero con discreción, que no somos necesariamente hostiles a cualquier tipo de acción militar desde que quede claro el motivo...".

Kennedy: "Contra la izquierda".
¿Papel de Estados Unidos? Huelgan los comentarios.

En Bolivia, el militar Hugo Banzer encabezó un gobierno dictatorial al que accedió en 1971 por vía de un golpe de Estado al general Juan José Torres; ese mismo artilugio lo arrancó del poder en 1978. Su régimen fue absolutamente represivo: proscribió los partidos de izquierda, suspendió la central obrera y clausuró las universidades. Eliminó la oposición política apresando a sus líderes y militantes y enviando al exilio muchos de ellos. ¿Papel de Estados Unidos? Esta traducción de una conversación entre Richard Nixon y Henry Kissinger, en la que se dictaminó que "las concesiones de Torres a la izquierda boliviana habían ido demasiado lejos" (argumento similar se usó en 1963 en la República Dominicana para derrocar a Juan Bosch), habla por sí sola.
Kissinger: "Tenemos un problema mayor en Bolivia".

Nixon: "Así entiendo... ¿Qué quieres hacer al respecto?".

Kissinger: "Le he dicho a Tomás Karamessines [de la CIA] que arranque una operación de inmediato; hasta el embajador allí, quien ha estado algo flojo, dice ahora que debemos comenzar a jugar con los militares...".

Nixon: "Anjá".

Kissinger: "Debe entregar [el plan] el lunes".

Nixon: "¿Qué cree Karamessines que necesitamos? ¿Un golpe?".

Kissinger: "Veremos qué es posible; en el contexto que sea. Dentro de dos meses nos habrán desplazado. Ya se libraron del Cuerpo de Paz, que es un activo nuestro, pero ahora quieren botar a la gente militar. Y no sé si podemos siquiera pensar en un golpe, pero tenemos que ver cómo luce el terreno por allá".
«La CIA tenía razón: "un intento por sacar a Torres en los próximos meses, si no antes, era inevitable". Aunque apoyar el golpe era una "operación de alto riesgo", decidieron que de todas maneras serían culpados: "por oveja o por cordero" [¡como si les importara!]. "Una acusación más no debe causar una reacción pública excesiva"». Tres días después de la llegada de Banzer al poder, Kissinger y Nixon hablarían de nuevo por teléfono:
Kissinger: “En Bolivia ha habido un golpe. Ha conllevado a un gobierno de derecha”.

Nixon: “¿Y qué me dice de Chile?”.
El pueblo uruguayo sería vejado por Juan María Bordaberry, Alberto Demicheli, Aparicio Méndez, Gregorio Álvarez y, por supuesto, las Fuerzas Armadas. La dictadura cívico-militar que prevaleció de 1973 a 1985 aniquiló la disidencia. Secuestró, encarceló, torturó, desapareció y asesinó una gran cantidad de jóvenes bajo lo que Estados Unidos había concebido como Operación Cóndor, plan ideado por Henry Kissinger durante el gobierno de Richard Nixon para frenar el incremento que había tenido la izquierda revolucionaria e "instalar en toda América del Sur el neoliberalismo formulado por la Universidad de Chicago, que moldeó la mayoría de los ministros de Economía de la región (conocidos como 'Chicago Boys'), quienes se dedicaron a abrir, sin las regulaciones debidas, las importaciones, y a iniciar la desenfrenada carrera de endeudamiento que llevó prácticamente a la ruina a casi todos los países del área" (Felonías del imperio). La CIA estuvo en Uruguay, desde antes del golpe de Bordaberry, asesorando la seguridad. Dan Mitrione fue el encargado de implementar la tortura; había sido mentor de los militares sudamericanos en la 'Escuela de las Américas' (en Panamá).

¿Se preocupó EE. UU. por las vejaciones a las que fueron sometidos los pueblos de América? Con su comportamiento histórico ante las dictaduras de derecha, ¿se puede pensar que hay alguna traza de veracidad en la difundida "crisis humanitaria" por la que supuestamente atraviesan los venezolanos y que hoy enarbola para enviar "ayuda humanitaria"? No es exactamente eso lo que dicen las reseñas que acabamos de mostrar. La izquierda y los recursos naturales no permiten al imperio conciliar el sueño; a la izquierda le ha imposibilitado el desarrollo, mientras que los bienes ajenos (los de otras naciones) los ambiciona de manera mórbida. ¿Cuál es la verdadera razón por la que Estados Unidos no le permite espacio a los que desean vivir de manera diferente? No piense nadie que podría la izquierda trastocar los cimientos de su capitalismo a ultranza; no. Ninguna nación extraña sería capaz de intentarlo; el extraordinario emporio militar que ha desarrollado convierte en imposible esa faena. EE. UU. no permite que el socialismo se instale porque, de suceder, desaparecerían los grandes capitales y se extinguiría su privilegiada "forma de vida".

Sobran las explicaciones acerca de por qué las dictaduras de izquierda no satisfacen a Estados Unidos; Fidel Castro y Cuba demuestran hasta la saciedad el encono imperial. Cuba ocupa hoy las primeras posiciones en baja tasa de mortalidad infantil, buen desarrollo cerebral de los niños, expectativa de vida; enseñanza preescolar, primaria, secundaria universal y universitaria; formación humana, profesional y científica; equidad de género; avance en biotecnología... Es el único país cuyos médicos se encuentran esparcidos por todo el planeta en verdadera gestión de ayuda humanitaria, no refugiándose en ella para destruir, saquear y usurpar activos. ¿Podríamos imaginar a Cuba coexistiendo de forma natural, como lo hacen las naciones que "agradan" al imperio, al margen de su látigo, sin bloqueo y con recursos? "Dios nos ha tratado con dignidad al concedernos libre albedrío, la facultad de tomar nuestras propias decisiones. Ni él ni el destino controlan nuestra vida". En esa sentencia creen billones de religiosos, menos el amo imperial.

Continuará... [2da Parte: Dictadura y características. La realidad venezolana]

Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
17 de febrero de 2019