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República Dominicana y la eterna crisis haitiana...

¿Por qué a nadie se le ocurrió hacer con Haití lo que este hizo y pretendió seguir haciendo con la República Dominicana? Por la deformación social con la que hemos llegado hasta nuestros días; el bajo pequeño burgués dominicano, sobre todo el de las capas pobre y muy pobre, que para la época en que nos independizamos era el componente mayoritario de la sociedad (tal como sucede hoy, aunque no en la proporción casi totalitaria que representaba), se caracteriza por la pequeñez de las tareas en las que se embarca


República Dominicana es el único país de América que no conquistó su independencia de las metrópolis europeas [lógicamente al margen de Puerto Rico, que no pudo independizarse de España (y mucho menos podrá hacerlo de Estados Unidos, metrópolis americana que ha sabido castrar la conciencia de sus ciudadanos con la implementación de un estado de bienestar que los mantiene enajenados, a tal punto que ha dejado a la patria de Eugenio María de Hostos, Pedro Albizu Campos y Juan Mari Brás como la única colonia existente en el mundo)]. Además, añade a su maltrecha existencia, después de haberse constituido en país soberano, haberse involucrado en otra conflagración con la finalidad de convertirse nuevamente en posesión española (Pedro Santana, figura máxima de tal felonía, había sido el jefe militar en varias batallas en las que los dominicanos vencieran al invasor haitiano).

El caso dominicano es único, pero no raro; el atraso social con el que se formó la nación, que a la fecha no ha podido superar, ha sido el factor más importante en la conformación de la sociedad. El país ha ido desarrollándose y mostrando un sólido crecimiento económico; no obstante, la deformación social que hoy exhibe asusta, supera con creces la originaria. ¿La causa? Los perniciosos vicios de la baja pequeña burguesía, que se reflejan en todas las clases sin importar el lugar que se ocupe en las relaciones de producción. Un dominicano podrá convertirse en pequeño burgués de clase alta, en burgués o en oligarca; sin embargo, su posición, dentro del aparato productivo, será lo único que determinará lo que es, no así sus vicios y deformaciones sociales, que lleva consigo en todo el recorrido de escalamiento de capas (del modo que sea, cueste lo que cueste).

¿Desde cuándo comienza la caída estrepitosa de nuestra conformación social?
«El atraso que vive la República Dominicana tiene sus raíces en dos aspectos fundamentales estrechamente vinculados uno y otro: la arritmia histórica de mediados del siglo XVI, producto del descenso en el ordenamiento social de la oligarquía esclavista al nivel hatero, y los más de 350 años de vida precapitalista que transcurrieron entre comienzos del siglo XVI y finales del siglo XIX.

«La oligarquía esclavista era el paso previo a la aparición de una sociedad capitalista burguesa, intento de desarrollo de la burguesía que vino a darse a mediados del siglo XX, significando un enorme atraso en la evolución natural de la sociedad y en consecuencia una deformación entre sus integrantes» [Nemen Hazim].

«En lo sucesivo, toda nuestra historia iba a estar condicionada por ese descenso que sufrimos en nuestra infancia como pueblo». [Juan Bosch, "Composición social dominicana, historia e interpretación", Pág. 61, Edición No. 15, 1986, Santo Domingo, RD - La baja pequeña burguesía].
Francisco del Rosario Sánchez, Juan Pablo Duarte y Matías Ramón Mella Padres de la Patria Dominicana

El ente social dominicano, con su compleja trama de desviaciones, se ha formado de tal manera que únicamente una revolución, educativa y cultural, implementada con seriedad y severidad, podría hacerlo totalmente diferente a lo que es hoy. Basta con examinar su manera de actuar para advertir que es radicalmente diferente al de Francia, Estados Unidos, Canadá, Suiza o Alemania. ¿Por qué? Porque en cada país de los mencionados el ente social forma parte del aparato productivo, y, debido al lugar que ocupa en las relaciones de producción, pasa a convertirse en ser social, no en espécimen familiar como sucede en República Dominicana, donde una muy elevada proporción de sus habitantes subsiste gracias a la incidencia que dentro de la sociedad tienen las capas más bajas de la baja pequeña burguesía: la pobre y la muy pobre (como bien las definiera Juan Bosch, maestro de la sociopolítica latinoamericana).

La misma independencia de Haití inició de mala manera. Para cerrar la introducción a lo que es el meollo de este ensayo, pondremos un solo ejemplo de lo que es la sociedad, y diremos que Pedro Santana, sobresaliente militar de las guerras por la independencia dominicana, ha sido "el más grande traidor que conoce la historia dominicana. Disolvió la Junta Central Gubernativa creada el 1 de marzo, justo después de haberse proclamado la independencia el 27 de febrero de 1844. Como presidente de la República (1844-1848 y 1853-1861) llevó a cabo una política dictatorial, siendo responsable, directa o indirectamente, de la muerte de los tres Padres de la Patria. Proclamó, en 1861, la reincorporación a la corona española". [Deformación social dominicana: de Pedro Santana a Leonel Fernández (II de III)], y aun así, sus restos descansan en el Panteón Nacional, el mausoleo que alberga los restos de los más grandes héroes dominicanos.

La independencia dominicana se sostuvo gracias a que más de una decena de batallas fueron libradas contra el invasor haitiano en un período de 12 años (de 1844 a 1856), y en todas los dominicanos salieron triunfantes [¿a ningún general, de los tantos que habían para la época (¡en la actualidad el país cuenta con más que Rusia y Estados Unidos! ¿Para qué? ¡Para hacer nada!), le pasó por la mente, después de 22 años de sobrevivir al yugo haitiano, y 12 infructuosas invasiones, invadir y conquistar Haití, anexarlo a la República Dominicana y acabar de una vez y por siempre con tan desmesurada calamidad?]:

1.ª - Batalla de Fuente del Rodeo: primer encuentro armado entre la naciente República Dominicana y Haití, apenas 14 días después de la proclamación de independencia. Se libró el 13 de marzo de 1844 en la provincia de Bahoruco. El ejército dominicano estaba dirigido por el general Fernando Tavera y el ejército haitiano por el comandante y presidente Charles Rivière-Hérard.

2.ª - Batalla del 19 de marzo o de Azua: se libró el 19 de marzo de 1844 entre soldados dominicanos, dirigidos por el general Pedro Santana, y soldados haitianos encabezados por el General Souffrant.

3.ª - Batalla del 30 de marzo o de Santiago: aconteció el 30 de marzo de 1844, en Santiago, enfrentando a los dominicanos, con el general José María Imbert al frente, y a los haitianos, con el general Jean-Louis Pierrot.

4.ª - Batalla de El Memiso: se libró el 13 de abril de 1844 en El Memiso, Azua; tropas dominicanas, dirigidas por el general Antonio Duvergé, contra el ejército haitiano al mando del coronel Pierre Paul.

5.ª - Batalla de La Estrelleta: fue librada el 17 de septiembre de 1845 en la parte fronteriza de República Dominicana y Haití (hoy provincia Elías Piña). Los dominicanos, al mando de los generales José Joaquín Puello y Antonio Duvergé, combatieron contra el general Jean-Louis Pierrot, al mando de las tropas haitianas.

6.ª - Batalla de Beller: tuvo lugar el 27 de octubre de 1845 en el Cerro de Beller, en la ciudad de Dajabón, entre tropas dominicanas al mando del general Francisco Antonio Salcedo y tropas haitianas comandadas por los generales Jean-Louis Pierrot y Seraphin.

7.ª - Batalla de El Número: librada el 17 de abril de 1849, cerca de Azua de Compostela, entre tropas dominicanas dirigidas por el general Antonio Duvergé y soldados del ejército haitiano dirigidos por el general Jean Francois Jeannot.

8.ª - Batalla de Las Carreras: el combate aconteció los días 21 y 22 de abril de 1849, cerca de Baní, provincia de Peravia. Las tropas dominicanas estaban dirigidas por el general Pedro Santana y el ejército haitiano encabezado por el emperador Faustin Soulouque.

9.ª - Batalla de Santomé: ocurrió el 22 de diciembre de 1855, en la sabana de Santomé (hoy Provincia de San Juan), entre el ejército invasor haitiano comandado por el Emperador Faustin Solouque y el ejército dominicano al mando del general José María Cabral.

10.ª - Batalla de Cambronal: se escenificó cerca de Neiba, el 22 de diciembre de 1855. El general Francisco Sosa, al frente de las tropas dominicanas, luchó contra un batallón del ejército haitiano liderado por el general Pierre Rivere Garat.

11.ª y 12.ª - Batallas de Sabana Larga y de Jácuba: últimos enfrentamientos que sostuvieron dominicanos y haitianos, escenificados el 24 de enero de 1856 (en Sabana Larga, Dajabón, las tropas dominicanas, dirigidas por el general Juan Luis Franco Bidó, combatieron con los soldados del ejército haitiano al mando del emperador haitiano Faustino; en Jácuba, cerca de Puerto Plata, el ejército haitiano fue enfrentado por los generales Pedro Florentino y Lucas Peña liderando las tropas dominicanas).

De nuevo: además de invadir el país y sojuzgar al pueblo dominicano durante 22 años, de 1822 a 1844, en 12 ocasiones intentaron los haitianos apoderarse de lo que desde el 27 de febrero de 1844 pasó a llamarse República Dominicana. No solamente hubo que luchar por la independencia; además, y por más de una década, tuvo el pueblo que batallar 12 veces por una soberanía ya conquistada. Y, desde esa última confrontación, no se le ocurrió nunca a un solo dominicano invadir a Haití y apropiarse de su territorio, tal y como hicieran los haitianos durante 22 años y pretendieron hacer durante esos 12 años [período funesto en la historia dominicana (1966-1978 y 1996-2000, 2004-2012)]. Es inexplicable que no haya germinado la idea de convertir la isla de Santo Domingo en "una sola e indivisible" como han venido pregonando los hijos de Toussaint Louverture durante toda su existencia. "Una sola e indivisible" ¡bajo el estandarte de la República Dominicana!

¿Por qué a nadie se le ocurrió hacer con Haití lo que este hizo y pretendió seguir haciendo con la República Dominicana? Por la deformación social con la que hemos llegado hasta nuestros días; el bajo pequeño burgués dominicano, sobre todo el de las capas pobre y muy pobre, que para la época en que nos independizamos era el componente mayoritario de la sociedad (tal como sucede hoy, aunque no en la proporción casi totalitaria que representaba), se caracteriza por la pequeñez de las tareas en las que se embarca. En la sociedad actual, más de la mitad de la población hace vida en las capas bajas de la baja pequeña burguesía. Están los dueños de los colmaditos, maiceros, paleteros, los que venden agua en bolsita, los que se dedican a las frituras, motoconchistas, los que hacen entregas desde colmados y farmacias, limpiabotas, los que lavan carros, los que venden mangos, limones, escobas, verduras, plátanos (bajos pequeños burgueses de las capas baja propiamente dicha, baja pobre y baja muy pobre); por otro lado están los campesinos y la mayor parte de la clase obrera, sobre todo la que trabaja en la construcción, cuyas labores son tan poco avezadas que tan pronto termina la cosecha o se acaba la erección de una obra dejan de ser agricultores y obreros para dedicarse a las diminutas tareas de la baja pequeña burguesía. En fin, un sinnúmero de ocupaciones en las que el individuo es dueño de su propio tiempo, pero incapaz de pensar en grande; le resulta imposible ver más allá de sus narices.

¿Qué hizo Estados Unidos con México y con Colombia? Les despojó de territorios y nada sucedió. Muy pocos dominicanos conocen cómo se mueve la Historia. ¿Cuántos han analizado lo que Inglaterra hizo con la mayoría de países del Medio Oriente y con algunos del Lejano? ¿O lo que Francia, Holanda, Italia, Bélgica y Portugal hicieron con la mayoría de países africanos y unos pocos asiáticos? En República Dominicana, al más encumbrado oligarca, al más connotado burgués (dominicano, no español ni árabe), al más acabado político (sólo hubo uno, y fue el único con intenciones de someter a Haití; sin embargo, fue traicionado por la perversa cúpula militar, la misma que se encargó de darle el golpe de Estado) y al más beligerante y activo de los líderes sociales (¿existe alguno?) muy poco les interesa hacer cosas grandes en términos históricos. En todos prima la pequeñez, el enanismo; por eso el réprobo miedo colectivo de expresarse con independencia sobre Haití, a tomar la medida que haya que tomar para acabar con la despreciable clase alta haitiana.

Eugenio María de Hostos, "Ciudadano de América"

Basta echar un vistazo a la conformación social del país para mitad del siglo XIX para saber lo que era la sociedad inmediatamente después de la independencia. Sin embargo, no hay que hacerse ilusiones con la que existe hoy. Aún con el desarrollo económico que muestra el país -y los más de 4 millones de dominicanos ubicados en la pequeña burguesía de las capas media y alta, y en los estratos superiores-, sus gobernantes, líderes políticos (si es que los hay) y la cúpula de la sociedad civil no tienen el coraje de hacer lo que hicieron sus iguales de los países mencionados con anterioridad. Total: en resumidas cuentas vamos a tener que cohabitar con los haitianos hasta que el planeta Tierra deje de existir.

Si lo anterior se hubiese materializado desde que fue derrotado el intento de anexión a España por parte de Pedro Santana y su clan de hateros, la haitianidad no existiría hoy, y esos ciudadanos del oeste de la isla -sufridos, vejados, convertidos en desechables en su propio país por lo que el capitalismo llama clase alta- fueran dominicanos, hablaran dominicano [no castellano; esa es otra de las tareas pendientes que tiene el país: establecer el dominicano como idioma oficial, ya que del castellano (de la España criminal y perversa) no hablamos ni "jota", como también está pendiente que el nombre del país sea Dominicana, a secas, sin el sustantivo República], honraran su familia, la libertad de comercio, la moralidad del matrimonio, el odio a la poligamia, un mejor destino para su raza, mejor suerte para su trabajo, la escuela de sus hijos, el respeto a la religión, la seguridad individual, la facultad de poder viajar, la civilización, la luz y el bien (para enaltecer aquellas palabras que con diafanidad expresara Eugenio María de Hostos, el Ciudadano de América que entregó su existencia a la lucha por la separación de Puerto Rico y la unidad de las Antillas Mayores y toda Hispanoamérica).

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
19 de noviembre de 2021